Era un día lluvioso de avril. Pilar, Mary Katí, y Margartia es juntaron a Dunkin' Donuts para trabajar en un proyecto de matemáticas. Desafortunadamente, Pilar recordó que ella había olvidado su cuaderno de matemáticas con la descripción del proyecto en la escuela. ¡Las chicas no sabían lo que hacer! Su escuela estaba cerrada y necesitaban el proyecto para lunes. De repente, Mary Katí tuvo una idea. Mary Katí convenció a Pilar y a Margarita que debieron forzar una entrada en la escuela. Las chicas entraron en su coche y condujeron a la escuela.
Afortunadamente, una ventana de la escuela estaba abierta. Margarita trepó por la ventana y entró. Entonces, las otras chicas siguieron. Pilar abría su armario para encontrar su cuaderno cuando ellas oyeron pasos. ¡Las chicas tuvieron miedo! Ellas corrieron a la ventana y se dieron cuenta de que la ventana estaba cerrada. ¡Ellas estuvieron encerradas en la escuela! Entonces, los pasos se asercaron. Pilar, Mary Kati, y Margarita corrieron hacia el baño y ocultaron en una casilla de baño. De repente, las luces se apagaron y una puerta cerró afuera. Pilar tenía miedo y gritó en voz alta. En ese momento, los pasos detuvieron y la voz de un hombre dijo "¿Quién está?" Llenas de miedo, las chicas salieron del baño y corrieron a la entrada principal de la escuela. Pero la puerta estaba cerrada con llave. ¡No hay salida!
Mary Kati empezó a llorar porque ella pensó que ellas no escaparían . De repete, las luces se prendieron y un hombre estaba de pie al final del pasillo con una linterna y un bate de béisbol. ¡ Las tres chicas tuvieron miedo por sus vidas! Ellas rápidamente trataron de abrir una ventana o puerta pero no pudieron abrir ninguna. El hombre se acercaba cada vez más. Ahora, las tres chicas estaban llorando.
Finalmente, ellas vieron que el hombre era el portero de su escuela. Él no era hombre loco con un bate de béisbol. ¡El cerraba la escuela cuando él oyó a las chicas. Aforunadamente, el portero prometió que él no diría nada a la administración. Las chicas dejaron la escuela con el cuaderno y un secreto. Ahora, cada vez que las chicas ven el portero ellas sonríen. ¡El fin!
